sábado, 18 de abril de 2020

A Lenda de Marcolfo.

          O navarro Julián Medrano no libro de viaxes “La silva curiosa” publicado en París no 1583, recolle a lenda do astrólogo redondelán Marcolfo, que despois será difundida por varios autores. A continuación refiro o texto tal e como aparece en “Refranero General Español. Tomo X. José María Sbarbi. Madrid, 22-06-1878”.
Extraña aventura y epitafio contra los astrólogos.

          Estando en Redondella, me contaron como podía haber sesenta años que en aquel lugar había un astrólogo ó adivino tan famos , y tenido por tan certísimo , que no solamente en Redondella , pero en Vigo , Pontevedra y en la mitad de Galicia le tenían en tal grado como si fuera el profeta Daniel. Este astrólogo se llamaba Marcolfo, y sacando pensión de todos aquellos lugares marítimos, vino á alcanzar largamente de comer, y á casarse con la hija de un marinero, hombre principal , la cual era muy hermosa , y por ser tal, la llamaban por su nombre la linda Almena. Estos dos casados , viviendo así contentos y con rapóse?, teniendo el astrólogo fama de tener hermosa mujer, y de tener muchos ducados, su desdicha fué tal, que esta negra nueva vino á las orejas de un gran pirata , el más cruel corsario que en aquel tiempo reinaba por todo aquel mar Océano, al cual llamaban el capitán Sempronio. Pues este cruel Sempronio, viendo que tal preda ó caza merecía ser buscada y rastreada con trabajo, buscó por todas partes , y con cuantas mañas inventar pudo , el camino para hacer su salto ; y para este efecto , se le ofreció una ocasión muy buena: y es, que él fué avisado como los de aquel pueblo de Redondella hacían una fiesta de un santo, que era el patrón de una iglesia que estaba fuera del lugar á tres tiros de ballesta , en la cual los hombres solos se festejaban , porque eran cofrades de ella , y las mujeres hacían la fiesta en sus casas; y teniendo buenos espías , este Sempronio se puso la noche antes en celada , y esperó hasta que un matalote le trajo nueva certísima como él había visto que todos los hombres de Redondella, habiendo ya comido en la iglesia , eran salidos á unos olivares donde hacían diversos juegos, y que el astrólogo estaba en medio de ellos adivinando y diciendo á muchos lo que les había de acontecer; luego, en recibiendo este aviso Sempronio , tomando algunos soldados , salió de la zambra y se metió en un bergantín , y sabiendo la hora de vendimiar, saltó en el puerto de Redondella , y arremetiendo á la casa del pobre astrólogo (que estaba mal adivinando), dio el saco á las cosas más ricas que en ella había, cogiendo los dineros y una gran cadena de oro del señor Marcolfo , y tomando á la señora Almena por el brazo , la metió dentro de su bergantin y dio con ella por el mar adelante, sin que jamás se haya sabido ninguna nueva ni del pirata ni de ella. Sabida esta mala nueva por los de Redondella , corrieron cada uno de ellos á sus casas para tomar sus armas ; pero el triste Marcolfo , viendo que la suya estaba limpia y vacia , corrió desesperado al puerto y se subió en una alta peña, para que su linda Almena le pudiese ver , y viendo el bergantín que bogaba con grande priesa , principió á gritar, y sacando el pañizuelo , poniéndolo en un palo, les hacia señal que volviesen; pero el bergantín le fué tan cruel, que le fué ciego , sordo y mudo , porque ni quiso verle, ni oirle, ni responderle; viendo esto el desdichado y desesperado Marcolfo, estando sobre la peña que respondía á la mar , tomando una corrida saltó y se arrojó dentro , y cayendo entre unos, peñascos ó cachopos , se ahogó , haciendo sacrificio de su cuerpo á los peces , y del ánima al demonio infernal. Los de Redondella, teniendo grande lástima del pobre Marcolf , y condoliéndose de su grande desgracia y muerte , viendo que no podian enterrarle en tierra santa , después de haberlo pescado , le hicieron su sepulcro dentro de la peña de uno de aquellos peñascos ó riscos que estaban en medio de la mar, á los cuales no se puede llegar sin barco; y en la misma peña donde sepultaron su cuerpo, pusieron este epitafio, compuesto en lengua castellana muy antigua:

Epitaph. in pseudoprophet. Marcolphum.

Debajo deste cachopo
Yace el cuerpo sepultado
D'un adivino astriloco,
Que fizo muerte de loco,
Pues quiso ser afogado.

Para otros fué singular.
Mas para él non fué sesudo
Pues no supo adivinar
Que áqui le había d’afogar,
Ni que había de ser cornudo.

Su mujer, la linda Almena,
Fué robada por Sempronio,
Con dineros y cadena;
Su cuerpo guarda la arena,
L’ánima llevó el demonio.

Viator, no hay rogar á Déos por eu;
Quia in inferno nulla est redemptio,
Mas roga a Déos que te dé mayor ventura.

Autor: Juan Migueles

BIBLIOGRAFÍA.
Refranero General Español. Tomo X. José María Sbarbi. Madrid, 22-06-1878.
Asociación de Empresarios de Redondela:
Mónica Beatriz Suárez en: www.fillos.org


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